Trampolín a Europa, mano de obra cualificada y productiva, costes de implantación bajos, fiscalidad atractiva, apoyo a la innovación: Francia es el país ideal para invertir.
Quinta economía mundial, Francia es la sede de 20.000 empresas extranjeras que emplean a 2 millones de personas, realizan un tercio de las exportaciones y garantizan el 22% de la investigación y desarrollo del país. Otro signo del atractivo de Francia: En 2010 las inversiones procedentes de fuera se elevaron a 34.000 millones de dólares.
Este entusiasmo se explica en particular por la posición estratégica de Francia en el seno de Europa y su mercado de 500 millones de consumidores. En efecto, es el único país del continente que ofrece un acceso sencillo y rápido a sus vecinos, con más de 11.000 km de autopistas, un millón de kilómetros de carreteras, una red ferroviaria de alta velocidad (TGV) única hacia, por ejemplo, Londres, Bruselas, Ámsterdam y Frankfurt, un conjunto eficaz de vías navegables y plataformas aeroportuarias internacionales.
Además, la mano de obra francesa, que disfruta de un sistema educativo considerado como uno de los mejores del mundo, está altamente cualificada. Y su productividad horaria es la cuarta más importante de Europa.
Otra razón para invertir: el bajo coste de implantación. Incluyendo la mano de obra, el sector inmobiliario, el transporte, los servicios públicos y las tasas, es el más bajo de Europa
Por último, el apoyo a la innovación se traduce en múltiples medidas. En particular, la mejora del crédito impuesto-investigación que es el más estimulante de Europa.
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